Cediendo a las presiones políticas, Ernesto Drangosch parte de Uruguay bajo dictadura militar y se exila en Barcelona en 1974. Ahí todo es mucho más grande y más rápido que en Montevideo. Ernesto Drangosch pinta el puerto y sus barcos gigantes, rodeados de pesadas infraestructuras, de grúas, grandes edificios y altísimas siluetas femeninas, tan altas como los edificios y tan transparentes como el mar.